Se trata de pequeños sistemas de tratamiento, con costos que los hacen replicables en comunidades de la Cuenca Katari u otros lugares del país. Su construcción fue asesorada por la Universidad inglesa de Newcastle, mientras que la calidad del agua para animales de cría fue certificada por la Universidad Mayor de San Andrés.
Es posible recuperar parte de las aguas contaminadas de la Cuenca Katari. Pequeñas plantas de tratamiento, en base a biochar, están permitiendo a comunidades de la zona purificar el líquido y utilizarlo para saciar la sed de sus animales de cría.
El crecimiento de las ciudades altiplánicas de El Alto, Viacha, Laja y Pucarani ha contaminado gran parte del sistema hídrico que desemboca en el Lago Titicaca. Las que lo sufren en su vida diaria son las comunidades que se encuentran a orillas de sus distintos afluyentes.
La ONG Instituto de Investigación y Acción para el Desarrollo Integral (IIADI) ha organizado un espacio de diálogo multiactor con las poblaciones afectadas, sus autoridades municipales, además de las universidades de Newcastle (Inglaterra) y la Mayor de San Andrés, de La Paz, con el objetivo de buscar alternativas. Su propósito no es ensayar grandes soluciones para todo el problema de contaminación de la cuenca, como se ha hecho hasta ahora. Las que se ensayan son respuestas pequeñas que, sumadas, contribuyan a dar alternativas integrales.
Es así que se han instalado sistemas de tratamiento en base a carbón vegetal negativizado, elaborado en base al khento, una planta endémica que también genera problemas a las familias agricultoras de la zona. El agua recuperada pasa por filtros artesanales fabricados por los propios campesinos y fluye a bebedores de donde consumen los animales.
“Hemos optado por el biochar porque es un sistema de bajo costo, la comunidad tiene los materiales y puede hacer un mantenimiento fácil”, justifica el director del IIADI, Carlos Revilla. La construcción de estos sistemas ha sido asesorada por técnicos de la inglesa Universidad de Newcastle, que han implementado soluciones parecidas en otros lugares del mundo. La Universidad Mayor de San Andrés ha hecho los estudios de la calidad del agua y ha establecido que es apta para el consumo de los animales.
La crianza de ganado vacuno es fundamental para la economía de las comunidades agrícolas de la zona, pero era de alto riesgo hasta antes de la construcción del sistema de purificación. “Antes, mis vaquitas se enfermaban porque tomaban esa agua contaminada, este proyecto es muy importante para que tomen agua limpia”, afirma Tomasa Gutiérrez, de Alto Puchucollo.