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Banco de experiencias

Redes de Desarrollo

Tejidos de personas e instituciones públicas y privadas, ONG, fundaciones, casas universitarias y otras articulaciones multiactor, vinculadas por el compromiso, la confianza y la corresponsabilidad forjaron resultados en diversas áreas, como la lucha contra la violencia, la mejora de la democracia, el acceso a justicia, entre otros, ofreciendo resultados concretos a problemas que afectan a la ciudadanía o potenciando oportunidades del desarrollo.

Todas ellas hilvanadas gracias al apoyo de la Cooperación para el Desarrollo de la Embajada Suiza en Bolivia, ejecutada por diferentes organizaciones.

El trabajo en redes no es reciente en Bolivia ni en el mundo. De hecho, es producto de la alianza y articulación de organizaciones públicas y privadas, junto con otras de sociedad civil y la academia, que se lograron importantes resultados en la historia reciente. Sin embargo, el hacerlo en el ámbito de gobernabilidad y la gobernanza, le da cualidades distintas, tanto respecto de sus resultados como de sus metodologías y procesos. Entre ellas, la confianza y la corresponsabilidad como logro y condición de dichas alianzas.

Conozcamos esta historia a base de los proyectos que apoyo y desarrolló la Cooperación para el Desarrollo de la Embajada Suiza en Bolivia, desde su oficina de Gobernabilidad y bajo el mandato de organizaciones de sociedad civil.

Tejidos de diálogo

Desde 2020, decenas de Organizaciones No Gubernamentales de sociedad civil, junto a instituciones públicas, privadas y académicas, han tejido redes de iniciativas multiactor para responder a oportunidades del desarrollo, fortalecer la cultura democrática. Conozcamos esta realidad a base de los logros y resultados de tres de estas iniciativas, apoyadas por Diálogo y Apoyo Colaborativo, un proyecto de la Cooperación para el Desarrollo de la Embajada Suiza en Bolivia, ejecutada por Solidar Suiza.

Mujeres por una vida digna

Un conjunto de entidades privadas, públicas y académicas, promovidas por la Red Hábitat, impulsan acciones de capacitación para el empoderamiento económico y político de las mujeres, que trabajan en el área de la construcción, quienes ahora cuentan con su propia organización, la Asociación de Mujeres Constructoras (ASOMUC), que tiene incidencia no solo dentro sino fuera del país.

Fue gracias a la decisión de estas mujeres y a la sugerencia de la Red Hábitat que ASOMUC vio la luz, alimentada por procesos de capacitación con el fin de empoderar a sus afiliadas, algunas con historias de violencia intrafamiliar.

Uno de los objetivos fue romper los estereotipos de género, ya que es un sector tradicionalmente cubierto por hombres, y por consiguiente con enormes brechas de género.

El éxito de este proceso ha estado mayoritariamente apoyado en la replicabilidad, tomando como ejemplo lo hecho en La Paz y Santa Cruz, para luego escalar a otras regiones.

Para ello, se han tejido redes con varias instituciones clave. “Este trabajo siempre lo hemos impulsado en articulación, tanto con instancias públicas, como gobiernos municipales, como con instituciones privadas”, dice Analise Meléndez, subdirectora del Taller de Proyectos e Investigación del Hábitat Urbano y Rural de la Red Hábitat.

Por ejemplo, han sumado esfuerzos con la academia, a través de universidades, para documentar el fenómeno; con los medios de comunicación; y con la empresa privada, en especial las Cámaras de Construcción, que aportaron con su capacidad instalada.

“Es una alianza donde todos ganamos”, dice Renán Flores, gerente de la Cámara de la Construcción de La Paz, para quien esta tarea le permitió a su institución reposicionarse y proyectarse con otras instancias, como la Cooperación.

“Ha sido fundamental el apoyo de la Cámara de Construcción”, dice por su parte Reyna Quispe, secretaria general de ASOMUC.

A decir de Meléndez, una línea que puede asegurar la sostenibilidad de lo avanzado es la replicabilidad, que ha dado lugar a encuentros nacionales, donde ya se esboza una futura asociación de mujeres constructoras de Bolivia, “un gran movimiento de mujeres trabajadoras”, dice.

Dialogando entre generaciones

Impulsadas por la Organización No Gubernamental Act2gether, una red de instituciones públicas y privadas promovieron espacios de diálogo intergeneracional para asegurar la participación de niñas, niños y jóvenes en la conformaron de comités en distintas instancias de representación: municipal, departamental y nacional.

La idea era generar espacios de diálogo entre adultos y niños, donde se pueda asegurar la participación de la niñez, y para ello se conformaron dichos comités.

“Los propios niños recopilaron información de sus pares para luego ponerlos en práctica a través de políticas públicas”, dice Tatiana Quiroga, representante Bolivia de Act2gether

En esta Red trabajaron instancias estatales como las alcaldías, las gobernaciones, las Defensorías, el Ministerio de Justicia y una gran comunidad de sociedad civil.

Acá el desafío —dice Quiroga— no solo es la coordinación entre instituciones, sino entre niños y adultos, mujeres con hombres, es decir un diálogo intergeneracional.

Respecto a la sostenibilidad del proyecto, la representante de Act2gether, cree que esta se dará en la medida que las niñas y los niños entiendan los procesos, que se organicen, que pidan recursos y que convoquen a nuevos comités, que de hecho ya sucede.

Ciudadanía activa

Apoyados en la participación activa y la comunión de saberes, la Fundación Kurmi logró conformar una red de instituciones públicas, privadas y vecinales, que ayudaron a sentar a la mesa del diálogo a las comunidades campesinas y las OTB del municipio de Tiquipaya, en Cochabamba, que lograron ponerse de acuerdo sobre los problemas y desastres en la zona, asociados al cambio climático.

Fue precisamente la identificación de un problema común vinculado al agua y su impacto en las comunidades, lo que permitió acercar a las personas. Sucede que en este sector del municipio de Tiquipaya, cuando llueve causa problemas de inundaciones y en época seca la sequía hace estragos, lo que causa un desequilibrio en las cuencas.

Fue este conector, que si bien parece lógico su identificación forma parte de un largo proceso, que permitió sentar a la mesa a los pobladores y representantes de las partes alta y baja de la cuenca.

“Fundamos el proyecto en el diálogo colaborativo entre las comunidades campesinas de la cordillera, que es el Parque Nacional Tunari, y las OTB de los distritos urbanos y periurbanos del municipio de Tiquipaya”, explica Ricardo Cox, director ejecutivo de Kurmi.

La metodología empleada fue la participativa, es decir el diálogo entre instituciones, organizaciones y comunidades, a partir de la cual se generó una agenda compartida, un proceso de diálogo, cuyas propuestas salieron de las propias organizaciones.

“A partir de esa agenda se conformó una plataforma social e institucional, convocando a todos los actores, no excluimos a nadie”, dice Cox, que destaca la participación incluso de las universidades.

“Y es que se necesitan estos espacios de diálogo”, dice Enrique Soria, jefe de Cuencas del Gobierno Municipal de Tiquipaya, entidad que fue un actor clave en el proceso.

“Estamos convencidos que la ciudadanía activa y la participación garantiza la sostenibilidad”, concluye Cox.

Redes contra la violencia

El proyecto Vida Sin Violencia (VSV) se ha convertido en un modelo nacional y mundial de uso de redes multiactor para la prevención y atención de casos de violencia por razones de género. Lo demuestra su trabajo con municipios, promotoras y activistas en colegios y universidades. Un proyecto de la Cooperación para el Desarrollo de la Embajada Suiza en Bolivia, ejecutada por Solidar Suiza.

La primera fase del proyecto comenzó en 2016, con una estrategia de Red Multiactor, que según Andrea Pastén, responsable de Educación y Prevención de VSV, fue el corazón de la iniciativa “porque fue el mecanismo, el medio para cumplir objetivos”.

A decir de Mila Reynolds, oficial nacional de Programas del Ámbito de Gobernabilidad de la Cooperación Suiza, VSV “fue el trabajo articulado más importante en la prevención y atención de casos de violencia en razón de género”.

Uno de sus principales escenarios de implementación fue el local, a través de redes municipales, donde se implementaron oficinas interoperables, como es el caso de Sacaba (en Cochabamba) y Sorata (en La Paz).

Esta última destaca por conformar una articulación con prácticamente todas las instancias locales: la Policía, la FELCV, La Fiscalía, los Juzgados, el Centro de Salud, Concejales y organizaciones sociales.

“La Red es importante porque solos como Concejo no hacemos nada”, admite la concejala Marcela Puña, para quien todas las instancias realizan su trabajo, aunque destaca la labor de los medios de comunicación, en especial la radio que llega a las comunidades más alejadas.

“Sería mejor si fuéramos más porque el tema de la prevención de la violencia es una responsabilidad de todos”, dice por su parte Juan Carlos Cruz, de radio Santa Clara.

“Todos somos corresponsables”, concluye Roxana Yana, responsable del Servicio Legal Integral Municipal (SLIM), que está en el cargo desde más de una década, garantizando la continuidad de las acciones, pero a la vez consciente que la institución es más fuerte que las personas que la componen.

Entre dichas acciones están las que desarrollan redes que surgieron de la Red principal, como las Promotoras Comunitarias y los Eduactivistas.

Red de promotoras

“Una promotora es una mujer comprometida con su género y con la sociedad”, define Yobanka Fernández, activista que comenzó su labor en el municipio de Viacha y llegó a ser presidenta de la Red Nacional de Promotoras.

“Si trabajamos solas somos como una isla, las redes son el medio para conseguir los objetivos”. Dice Fernández.

Actualmente existen alrededor de 700 promotoras comunitarias, distribuidas en 120 municipios, según datos de la actual directiva, presidida por María Thalía Quisbert, la presidenta de la Red.

Una de las principales funciones de las promotoras en municipios rurales es llegar a las comunidades más alejadas, trabajo que en Sorata cumple, entre otras, Elizabeth Coromi, para quien el compromiso es fundamental: “Que nos reciban con agradecimiento y con aplausos, eso es muy grande para nosotras, nos sentimos retribuidas y sabemos que todo lo que se habló no fue envano”, dice.

Eduactivistas

La otra red que nació de la Red Municipal y que a la vez la alimenta, es la de Eduactivistas, que tienen presencia nacional gracias a su alianza con las universidades de las principales capitales.

“En Sucre le pusimos Colectivo de Eduactivistas porque ello implica una red comunitaria, la articulación de capacidades”, dice Wilma Durán, responsable de esta red en Sucre.

Una expresión que suele emplear Durán, que además es docente en la Universidad San Francisco Xavier, para expresar la dimensión de la red es “tejido”, por su vinculación de hilos institucionales y de intereses comprometidos con la lucha contra la violencia machista.

“Lo que pasa es que las redes son el medio para llegar a fin que compromete a la gente, el compromiso es lo que hace la diferencia”, concluye Andrea Pastén, quien dice creer en el valor y eficacia de las redes.

Redes por la Democracia

Las redes también han sido un instrumento efectivo en ámbitos como el fortalecimiento democrático, a través de observatorios ciudadanos en momentos electorales, o el acceso a justicia, en procesos como la conciliación, ambos en alianza con entidades públicas, privadas y universidades, o en coordinación con otras redes, como la de periodistas y medios de comunicación. Conozcamos estas tres experiencias.

Justicia cerca de la gente

La Red de Centros de Conciliación Extrajudicial y la Red Universitaria de este medio directo de acceso a justicia se han posicionado como los referentes de sociedad civil, que, en coordinación con entidades públicas y privadas, acercan la justicia a la gente en la resolución de conflictos de diverso tipo.

Este trabajo se realizó en el marco de ambiente de cultura de paz y la corresponsabilidad en las instituciones de la sociedad civil y el Estado, a través de procesos continuos de capacitación, generándose un modelo de conciliación propio, según Fátima Luna Pizarro, coordinadora de los Centros de Conciliación Guillermo Roca Roca de la Fundación UNIR Bolivia.

La participación del Estado a través del Ministerio de Justicia, como ente rector, fue muy importante.

“De ello también derivó la Red Universitaria de Centros, que resultó exitoso, ya que actualmente más de la mitad de las universidades estatales cuentan con sus oficinas de conciliación”, dice Cecilia Guevara, hasta hace poco responsable de Justicia y Análisis Normativo del Ministerio de Justicia.

Redes para los procesos electorales

Tu Voto Cuenta es el nombre de la red de entidades públicas, privadas y académicas que, liderados por la Fundación Jubileo, gestionaron una información veraz y de calidad sobre el comportamiento electoral en procesos recientes, y que luego derivó en la Red Observación Ciudadana de la Democracia, desde donde se construyeron observatorios universitarios, mejorando el nivel de participación ciudadana en el ámbito electoral.

“Fue una tarea de articulación en una alianza con universidades públicas, con varias entidades, como las ONG, que se han sumado permitido que tengamos una información, cabal, estadística de cualidad, técnica de alta calidad”, dice Juan Carlos Núñez, director ejecutivo de la Fundación Jubileo.

La clave para esta aliaza ha sido la confianza, lo que evitó que no se dupliquen esfuerzos, se mejore la cobertura y se tengan claras las capacidades instaladas de cada institución.

Producto de la experiencia de Tu Voto Cuenta, nació, en febrero de 2020, la alianza Observación Ciudadana de la Democracia, que permitió crear Observatorios Universitarios, con profesores y estudiantes que, en algunos casos, se convirtieron en jóvenes profesionales que continuaron alimentando a la Red.

Redes contra la desinformación

Finalmente, la Fundación para el Periodismo (FPP) logró aliarse con más de una decena de medios de comunicación del país, que abrieron sus redacciones a la formación de sus periodistas y que a la vez reclutaron nuevos valores. Con algunos de estos medios, además de gobiernos municipales, puso en marcha Bolivia Verifica, la primera verificadora de noticias del país.

Esta verificadora, que además forma parte de una red mundial de entidades similares, fue clave en los procesos de información ciudadana en momentos clave como los electorales y la propia pandemia.

Fue información que se divulgó a través de los canales de Bolivia Verifica y de los medios aliados, con cuyos periodistas también se establecieron procesos de capacitación con profesores internacionales.

“Una importante cualidad de esta alianza es que tuvo una doble dirección, es decir que fue una relación de ida y vuelta, beneficiándose unos y otros”, dice Renán Estenssoro, director de la FPP.